Archivo diario: 2 de diciembre de 2011

¿Tienen los enfermos vegetativos actividad cerebral?

 

Un estudio aumenta la esperanza de establecer comunicación con quienes sufren esta situación

Owen la había elegido, era afortunada. Con sólo 23 años la joven, llamémosla Jennifer, diagnosticada de “estado vegetativo persistente”, respondía a los estímulos. No importaba si lo hacía de un modo casi imperceptible, inadvertido para cualquiera que no quisiera “ver”.  Owen y su equipo sí querían: hablaban con ella, le daban instrucciones: “imagina que juegas al tenis”, “imagina que caminas por la calle”.  Trataban de obtener alguna reacción, por mínima que fuera y, sorprendentemente, en su cerebro comenzaron a registrarse pautas, signos valiosísimos que exultaban que no estaba todo perdido.  ¿Qué “milagro” estaban presenciando?

Por Carla Rifaterra

La comunidad científica del campo neurológico ha recibido con expectación el estudio publicado por la revista The Lancet acerca del uso del electroencefalograma como detector de respuesta cerebral en pacientes en estado de mínima consciencia. El neurocientífico Adrian Owen, de la universidad de Ontario oeste, ha dirigido esta investigación que facilita el diagnóstico clínico  de estos enfermos y  la potencial comunicación con ellos. Las reacciones entre los especialistas no se han hecho esperar ante una noticia de tal calado.

Un simple electroencefalograma (EEG), barato y de fácil manejo, podría revolucionar los diagnósticos para comprender si un paciente está mínimamente consciente o por el contrario se encuentra en estado vegetativo, según el artículo de Owen. Se propone así sustituir al método utilizado hasta el momento, la resonancia magnética funcional, muy cara y compleja.

El estudio demuestra que estos enfermos tienen actividad eléctrica cerebral

Se trata de un paso más en la posible recuperación de quienes, aunque presentes de forma física, parecen idos y desvaídos; no están con nosotros, su presencia es una simple liberación de calor corporal. Pero no todos ellos se encuentran en la misma situación: “estado vegetativo”, “estado de mínima consciencia”, cuesta entender cuál es la diferencia y, según Owen,  incluso “hasta un 40% de los casos recibe un diagnóstico incorrecto” ¿Qué implica una situación u otra? La diferencia es de significado: la investigadora Marta Garrido, del  centro Wellcome Trust para la Neuroimagen de Londres,  explica que «Un paciente en estado de consciencia tiene comportamientos que requieren de la cognición y uno en estado vegetativo sólo conductas impulsivas».

“Hasta un 40%  de los casos recibe un diagnóstico incorrecto”

El estudio contó con 16 personas en estado vegetativo y otras 12 completamente sanas, que recibían instrucciones por medio de la voz. Los resultados fueron llamativos:  tres de las personas enfermas pudieron generar respuestas cerebrales, similares a las generadas por las personas sanas, ante las órdenes recibidas. Las contestaciones fueron captadas por el EEG. Detectar la actividad eléctrica del cerebro a través de instrumentos como éste abre las puertas al posible contacto con enfermos en estado de mínima consciencia. En sus cerebros  se podría, en el futuro, clasificar imágenes mentales que ofrecerían la posibilidad de lograr  una potencial “comunicación” con dichos pacientes, tal y como aseguran los coordinadores del artículo, con Owen a la cabeza.  Sin embargo, aventurar semejante posibilidad no deja de ser  “una ilusión”,  como afirma Carlos Tejero, vocal de la Sociedad Española de Neurología, quien asegura que el artículo publicado en The Lancet  “es interesante desde el punto de vista neurológico” pero  “no se puede asegurar que activar un área cerebral a través de la voz sea comunicación”.

Pese al largo camino por recorrer, los nuevos usos de la tecnología se presentan como un dios todopoderoso, que puede conseguir lo que hasta ahora parece difícil: realizar diagnósticos correctos en primer lugar y establecer  “comunicación” con pacientes mínimamente conscientes.

El EEG permite leer las ondas cerebrales y localizar las regiones  que se activan

Estudian el sueño para comprender la actividad cerebral

Las diferencias entre pacientes mínimamente conscientes y los que están en estado vegetativo también se aprecian respecto a asuntos como el sueño. En un estudio realizado por Eric Landsness y Marie-Aurélie Bruno, de la universidad de Wisconsin, entre otros, y publicado en la revista de neurología Brain, se observaron los patrones de comportamiento de 11 pacientes, seis en estado de mínima consciencia y cinco en estado vegetativo. Los investigadores pretendían correlacionar los cambios electrofisiológicos producidos en el sueño, con los cambios de comportamiento que se registran al dormir:  ojos cerrados e inactividad muscular. Los resultados del estudio aclararon que, durante la noche, los pacientes en estado vegetativo únicamente mostraron  patrones de comportamiento y no electrofisiológicos, mientras en los enfermos mínimamente conscientes sí se registraron patrones electrofisiológicos . Este trabajo avanza en la idea de una posible relación entre la electrofisiología del sueño y el nivel de consciencia de pacientes con lesiones cerebrales serias. Así, proponen el análisis del sueño como herramienta complementaria para estudiar la función cerebral en pacientes que han sufrido este tipo de traumatismo.

Propiedad privada: ¿niños condenados?


 

Carla Rifaterra

Enciendo la caja tonta y están entrevistando a conductores con el coche lleno de humo, gruñendo por el posible (o no) advenimiento de la restricción. Inmediatamente vienen a mi mente pensamientos indecibles, por bruscos, y me indigno. Repito prácticamente palabras textuales de un señor muy bien “plantao”: “A mí nadie me va a prohibir fumar en mi coche porque en mi propiedad privada haré lo que considere oportuno”.  La Organización Médica Colegial (OMC) ha propuesto esta semana prohibir fumar en los vehículos porque “es muy grave que en un coche vaya un padre fumando con su hijo dentro, y  que  sea permitido apelando a la libertad de éste para intoxicar al niño”. Son palabras de Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la OMC. Por supuesto, opiniones como la del susodicho conductor no han tardado en escucharse.

Me preocupa sobremanera que ese caballero al que toman la palabra y cuyas declaraciones son emitidas en el telediario de las tres, coja el coche tras exponer su opinión. Que vaya a por sus hijos, les suba en el coche (su propiedad, una vez más) y encienda el cigarrillo que ha defendido minutos antes. Quizá piense que con que los profesores no intoxiquen a los chicos es suficiente; la ley en vigor ya prohíbe fumar en las escuelas.  Como si los padres no pertenecieran al colectivo de personas que deben cuidar de los demás y la propiedad privada les diera derecho a hacer todo e implicando a todos. Los coches son una propiedad pero hasta donde llega mi conocimiento, las personas no pertenecemos a nadie, así que las excusas de la posesión  y su extrapolación a hacer lo que le venga a uno en gana cuando está con sus hijos por más que les afecte, no parecen muy oportunas. La empatía está ausente.

Enseñar, educar y alentar. Tres verbos, tres ámbitos. Me paro a pensar un instante en qué les diría esta tarde a mis hijos, en otra vida imaginaria con vástagos: cómo y qué les daría de merendar y con qué destreza trataría de explicarles las dudas que tuvieran con sus deberes del colegio. Enseñarles a ser personas civilizadas, educarles para que, además de civilizados, fueran sensatos, y alentarles porque sería necesario que tuvieran la voluntad de mejorar. ¿Y si hiciera todo esto y, a continuación, subiera con ellos en el coche y fumara un cigarrillo? Sí, qué bonita estampa. Hasta aquí cualquiera  estará de acuerdo conmigo en que es repugnante. Cualquiera con sentido común, obviamente. Contaminar a otro ser vivo con un vicio que no ha decidido sufrir, ni siquiera pasivamente, es una clara violación de la libertad de éste. Así que más allá de las consideraciones médicas y saludables, fumar en nuestro vehículo se traduce en mermar la autonomía de los acompañantes a los que el humo puede disturbar. Y a los niños en mayor medida, por aquello de que son menores y , por tanto, su nivel  de protección debería ser mayor.

El saqueo de restos de meteorito, una situación que aumenta

Carla Rifaterra

El coleccionismo y la venta de meteoritos se han convertido en un mercado con tendencia al alza. En países como Egipto sacar estos restos del territorio nacional es una actividad al margen de la ley, pero los saqueadores lo consiguen. Algunas rocas, las más caras, se venden por 1.600 dólares.

Se trata de un hábito que puede beneficiar a los investigadores y científicos porque les ayuda a acceder a una mayor variedad de meteoritos desconocidos para ellos. Con el análisis de estos restos que caen a la Tierra se puede estudiar la aparición del Sistema Solar y la existencia o no de vida extraterrestre.

El italiano Vincenzo de Michele ha profundizado en el análisis de un área egipcia conocida como Grebel Kamil, en la que descubrieron, en 2009,  el primer cráter de meteorito hallado en Egipto hasta ese momento.  Tras volver en 2010 a la zona descubrieron cómo los restos habían sido saqueados.

La situación política, geográfica y social de estos países dificulta el fin de los saqueos, que en exceso pueden suponer un problema para los investigadores. Éstos pueden encontrar inconvenientes al acceder a los restos y ver dificultada su labor y la continuidad de sus estudios.